SOBRE LA INSPIRACIÓN MUSICAL

Meses antes de morir, el compositor alemán Johannes Brahms(1833-1897) hizo una confesión y recomendó que ésta solo se diera a conocer cincuenta años después de su muerte. Manifestaba entonces, que al momento de componer se convertía en una especie de médium siendo invadido por un espíritu supremo que lo inducía a componer música. De esta manera, Brahms justificaba su valiosa producción musical que comprendió casi todos lo géneros y formas de la música erudita.
Dentro de la mitología griega se creía que las nueve musas o diosas menores del Olimpo presididas por Apolo, dictaban al poeta y al artista la obra que debía crear. Por ende, tal creencia mítica no dista mucho de la confesión de Johannes Brahms.
Abordar el tema de la inspiración musical no deja de ser apasionante. Muchos compositores han mantenido a lo largo de su labor compositiva prudencia al respecto. Otros, por el contrario, evaden el tema y lo consideran una curiosidad impertinente.
Se puede definir muy someramente la inspiración musical como aquella voz interior, salida del subconsciente que vibra en los más insondable de todo ser creativo. Esta voz  fluye de manera involuntaria, natural y espontánea. Es un estado íntimo, privado, secreto, que súbitamente se manifiesta sin esfuerzo alguno. Adquiere mayor dimensión cuando es estimulada por la imaginación, por la fantasía y la sensibilidad.
Podemos afirmar que un compositor inspirado es aquel que ayuda a moldear las características de un futuro musical innovador. Inicialmente su propuesta es incomprendida debido a que su entorno es incapaz de entender y aceptar su arte. La historia de la música  esta plagada de ejemplos donde los Bach, Mozart, Beethoven, Mahler, Stravinski, Schoenberg por nombrar unos cuantos, han sufrido el suplicio y el desprecio de una sociedad que se niega aceptar nuevas tendencias, nuevos enfoques y cambios estéticos.
Una de las situaciones que afronta muchas veces el creador de música es la abundancia de ideas musicales, las que deben ser cuidadosamente seleccionadas para la conformación y estructura de la obra. Las restantes, que no lograron ser utilizadas deben conservarse ya que serán material valioso para una posterior obra.
Muchas han sido y son las formas de componer música. En los cuadernos de apuntes de composición de Beethoven se han encontrado valiosos elementos sobre la manera como el genio de Bonn  componía e hilvanaba sus ideas y temas. Beethoven, tanteaba, corregía y recomponía cada obra suya; muchas las aplazaba y  las dejaba inconclusas para retomarlas posteriormente. Cada día, le surgían nuevas ideas e imágenes diferentes, muchas veces, nada coherentes con el trabajo que realizaba. Y he aquí otro de los dilemas del creador de música: evitar colisiones de frases y motivos que perturben el momento ideal de cada composición. Beethoven  escribió muchas de sus obras en períodos en los cuales la mala salud, el dolor y el abatimiento físico y mental lo acosaban. Otros colegas suyos, por el contrario, tuvieron y vivieron momentos de gran producción musical especialmente cuando la dicha y el bienestar le acompañaban. Se demuestra con ello, que la inspiración musical surge muy a pesar de los diversos estado de alma. 
Existe otro tipo de compositor, muy en boga, que al componer es fácilmente influido por la moda, la farándula y el momento actual. Es el reflejo de su medio, de su entorno y por lo general, compone con el fin de satisfacer un interés personal o meramente comercial. Lamentablemente para este tipo de compositor, el tiempo, la historia y la sociedad misma serán implacables al momento de juzgar su producción.