El Cerebro Ideal De Quien Toca Un Instrumento

Aquellas personas, que por años han tenido el gusto y la disciplina de tocar un piano, una guitarra, un violín, un saxo u otros instrumentos musicales, potencian una fuerza mayor en la activación cortical del cerebro. Tal hecho, se encuentra debidamente estudiado y analizado desde el punto de vista neurológico.
Bien es sabido, que la  corteza o córtex cerebral es el tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales. Es allí, donde ocurren ciertos procesos y facultades como la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión.
La corteza es una delgada capa de materia gris, conformada por 6 capas de espesor fuertemente circunvolucionada. Las circunvoluciones o giros cerebrales son elevaciones tortuosas de la superficie del cerebro producidas al plegarse la corteza sobre sí misma. Si la corteza quisiera extenderse, ocuparía unos 2500 cm². Esta capa incluye unos 10.000 millones de neuronas o células nerviosas con cerca de 50 trillones de sinapsis o proceso esencial en la comunicación neuronal que constituye el lenguaje básico del sistema nervioso.
Pues bien,  el procesamiento de la información del audio y de la memoria auditiva, se gestiona exactamente en el lóbulo temporal, que corresponde a la zona del cerebro localizada frente al lóbulo occipital y que se encuentra cubierto por la corteza o córtex cerebral al igual que los demás lóbulos (parietal, frontal, occipital). Esta zona, recibe y procesa toda la información procedente de los oídos y regula además, el equilibrio y el sistema emocional con sus mecanismos defensivos como la ansiedad, la ira y otras sensaciones como el placer y sus tipos de satisfacciones: placer físico, psíquico, intelectual, lúdico, etc.
Estudios neurocientíficos han usado fuentes de imágenes magnéticas para comprobar el cerebro de pianistas, guitarristas, violinistas, etc., comparándolo con el de personas que poco o nunca ejecutaron un instrumento. Dichos estudios arrojaron, que la corteza auditiva de estos músicos es alrededor de un 25% más grande que la de personas no musicales. Igualmente, tales investigaciones neurológicas encontraron que mientras más joven se induce a la práctica y el dominio de un instrumento musical, mayor desarrollo alcanza la corteza. En esto incide poco, el estudio y la práctica del canto. Es meramente, un desarrollo que se alcanza con el dominio de los instrumentos.
Tañer o tocar un instrumento musical siempre será más complicado y exigente que cantar. La voz y por ende, el canto es inherente al hombre. Es parte de él. El instrumento por el contrario, es un cuerpo extraño a la naturaleza humana, que incide y beneficia con sus ondas sonoras la salud general de las personas. Por ello, su práctica y dominio requiere de un perfecto e inmejorable estado fisiológico cerebral.
Un estudiante de música desarrolla el área del cerebro de una manera diferente. Participan más neuronas, las que se comunican armoniosamente. Entre los talentos y cualidades que se potencian con el entrenamiento y la ejecución instrumental se destaca, la habilidad en las matemáticas, los idiomas y la elocuencia.
De todo lo anterior se concluye, que aprender a tocar un instrumento, especialmente a temprana edad, beneficia la inteligencia y entrena mejor el cerebro no solo para recibir información general sino para procesarla.