El siguiente glosario, perteneciente al libro inédito “La Música y sus palabras” escrito por el profesor RAFAEL CAMPO VIVES pretende serle útil a quienes por inclinación investigativa van en pos de una terminología musical que les permita hacer uso apropiado del buen hablar y escribir. Característica esencial de este vocabulario es sugerirle al lector el correcto y técnico empleo de algunas palabras y frases mediante conceptos académicos en lo posible literales y precisos.
Abemolar: colocar bemoles a las nota
A capela: palabra ya castellanizada procedente del italiano a cappella cuyo significado es “a capilla”, al estilo de la iglesia. El uso de este término se remonta al canto gregoriano (590-604 d.C). A capela designa cualquier estilo de composición sacra o religiosa cantado en grupo de manera homófona, sin acompañamiento instrumental. Históricamente la palabra se aplica a los coros o agrupaciones vocales como cuartetos, tríos e incluso, duetos. En su literal acepción, a capela no incluiría a los solistas que cantan sin acompañamiento instrumental. Por ello, en lugar de decir o escribir “fulano canta a capela” dígase mejor, “fulano canta sin acompañamiento.
Acompañamiento: elementos armónicos de una obra subordinados a una parte principal o melódica. Las distintas agrupaciones y orquestas acompañan a los solistas del canto, violín, flauta, guitarra, etc. Pero ni los solistas, ni los directores de orquesta acompañan a las agrupaciones u orquestas. En una sonata para violín y piano, por ejemplo, el pianista acompaña al solista pero no a la inversa. En conservatorios y facultades de música de universidades de renombre, existe la cátedra especializada de acompañamiento donde se capacita y prepara profesionalmente al estudiante en la lectura a primera vista (repentización), en la reducción de partituras y en la realización del bajo cifrado, entre otros aspectos.
Acordeonero: denominación tradicional que se da al ejecutante del acordeón dentro de la música vallenata de Colombia. El termino acordeonero comenzó a ser empleado en la costa norte colombiana a comienzos del siglo XX cuando ingresaron procedente de Europa y la Antillas los primeros acordeones. Algunos califican como un barbarismo prosódico y fonético agregar el sufijo o la terminación “ero” al ejecutante del acordeón en cualquiera de sus géneros musicales. La terminación “ero” colocada en algunas palabras relacionadas con la música, históricamente se ha destinado a los constructores de instrumentos musicales como violeros, guitarreros, organeros y lauderos. Ateniéndonos a la circunstancia de que el acordeón es un instrumento melódico-armónico, de origen europeo, sugerimos el término "acordeonista" en lugar de, “acordeonero”.
Afonía: Incapacidad para emitir sonidos. La disfonía por el contrario, es la ronquera que afecta a personas cuyas cuerdas vocales se inflaman por infección o, por cantar en registros impropios. Empléese el término “disfónico” para referirse a la ronquera en lugar de, “afónico”.